¿Valor?… se le supone

Con esta frase que se convirtió en chiste se hablaba del “valor” en el antiguo servicio militar, “la mili”.

No creas que me voy a poner a hablar de desfiles y metralletas, aunque estén en el trending topic de las noticias.

Es verdad que en mi casa los muñecos tienen una base secreta escondida en el polo norte para salvar el mundo de meteoritos pero, hasta ahí llegan mis intenciones bélicas.

Es solo que estos días me he encontrado a varias personas intentando comprar valor y valores en el supermercado y han salido frustradas. Yo les habría dicho que compraran un par de latas de sardinillas que eso te infunde valor para hacer unas buenas sentadillas pero no estaban de broma. Y yo tampoco lo estoy.

El valor no “se le supone” a nadie. Somos personas valiosas. Punto. No hay que justificarlo. No hay que empezar a divagar. Eres una persona valiosa. Ya está. Solo por ser persona, y salvo que seas un anacardo que sabe leer, lo eres.

Si bien es cierto que hay personas que serían más valiosas viviendo en júpiter y haciendo allí sus cosas de mierda, pero ya he dicho que no voy a entrar en cosas bélicas. Júpiter o Urano me va bien para que aporten valor allí.

Nos miden de peques por la nota de mates y la de música. Alguien dice entonces “vale para ingeniería”, “vale para arte dramático”… o lo que es peor “no vale para nada”. ¿Pero ese alguien tiene una bola de cristal que no tenemos los demás? Porque sino no me lo explico.

Ahí ya vamos aprendiendo que valemos lo que alguien decide que valemos. “Se nos supone…”

“No trates de convertirte en una persona de éxito sino en una persona de valores.”

Albert Einstein. Premio Nóbel de Física.

De más mayores valemos una nota para una carrera que igual no nos gusta pero como valemos para esa nota pues tira para adelante… ¿y si no acabas la carrera? ¿ya no vales? ¿pero valías o no valías?

O lo que es peor, en un alarde de valentía eliges tú la carrera y te da la nota y luego… ¿vales o no vales? Si la acabas ¿vales? Y si no la acabas ¿no vales?

Solo si cuentas una historia heroica de cambio y lucha entonces vales y ya el valor no se te supone, ya eres una persona valiente. Sí, y llenita de cicatrices que hay que lucir con orgullo porque si te duelen ya eres menos héroe o heroína de una historia que ni te apetecía interpretar porque tú no eras la de arte dramático.

De mucho más mayores valemos un sueldo. ¿Y si te echan? Pues ya no vales. ¿Y si te vas de un trabajo? Pues otra vez a parecer Juana de Arco porque sino alguien dirá lo que vales o no vales.

Y en todo el trayecto pues no lo vamos creyendo, claro. El cerebro por repetición aprende estupendamente, mira, sino que aún recitas las preposiciones “a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde…”

Vamos construyendo nuestro valor siempre en función del elemento externo.

Y una cosa es ser valiosas o valiosos y otra que se te de bien el macramé o las sentadillas.

Nuestros dones son los que son.

Mi don en educación plástica es nivel “pinto casas como niños de 3 años”. Pero sí valgo para hacer una manualidad, ¿cómo no voy a valer si tengo dos manos, dos ojos y “ganas” de hacerla? Podrá quedar mejor o peor, podré mejorarla o pedir ayuda, podré aprender más sobre arte antes o después o incluso podré contratar a alguien para que la haga. Pero valer, valgo.

¿Crees que el azafrán vale más que cualquier otra flor? Vale porque le hemos puesto un precio. Pero nacería y moriría igual porque no lo sabe ni le interesa.

Solo le interesa tener una buena tierra en la que crecer, cuidar el gasto energético de su bulbo, florecer en octubre (¡qué casualidad… justo este mes!) y multiplicar sus cormos para mantener su supervivencia. Bueno, y que no se lo coman los conejos… pero eso no le quita valor… en todo caso se lo da porque es “bueno” para otra especie.

¿Pillas la metáfora? ¿No? Sino te resumo.

QUE VALES, que no se te supone nada.

VALES y punto.

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