Hay una parte del mundo, ajena a los problemas reales de las personas, que está altamente preocupada por si Chat GPT escribe un informe, un post, un trabajo para la universidad o una reseña para una revista.

Prohibir es bastante sencillo. “No se puede usar esta herramienta para un trabajo del cole”.

Pero, ¿quién lo controla?

Amenazar es bastante útil en el corto plazo. “Si os pillo usándola, suspendéis todo el curso”.

Pero, ¿y si no te pillan?

Criticar te deja a gusto un rato largo. “¡Claro!, si yo uso esa cosa también me hago un blog completo y me forro de dinero”.

Pero, ¿entonces por qué no lo haces?

La realidad tecnológica actual nos lleva a que se nos pongan los pelos como escarpias y nos den ganas de salir corriendo. A mí la primera.

Entonces me paro y me planteo, ¿y si yo hubiera nacido en el 415 d.c. y fuera amiga de Hipatia?

Me veo charlando con ella, mirándola obnubilada hablar sobre matemáticas y astronomía… y de repente le preguntaría, ¿te imaginas que un día todo esto que sabes está a disposición de todo el mundo?

Repito D E   T O D O    E L    M U N D O… pues seguramente hubiera colapsado.

No me habría dicho que estoy loca. Una filósofa de su talla no lo haría (o eso me quiero imaginar, claro) pero no habría sabido que decir, porque no tendría respuestas.  

No podemos acertar a saber cómo será un futuro que desconocemos, por eso intuimos los peligros desde el presente que hemos vivido. La imaginación esa gran herramienta que lo mismo te ayuda a resolver un problema que te sitúa en mitad de un cataclismo.

Si pudiéramos conocer el futuro real seríamos adivinos y nos compraríamos una bonoloto para salir huyendo de este presente que ya da miedo por sí solo.

Hay otra opción, antes de salir huyendo o colapsar (para mí, es mi opinión) JUGAR.

Chat GPT ha venido a nuestra vida, con todos sus primos, primas y sucedáneos, y no se va a ir hasta que le destrone otro y otro y otro… que dará más y más y más miedo.

La inteligencia artificial de contenidos, como Chat GPT, si le pido que me hago un post sobre la importancia del Burro en la España Vaciada me lo hace, te lo prometo, prueba. Juega con él. 

Pero si le digo, ¿sobre qué escribo que me emocione hoy?

No lo sabe.

Aún. ¡Ojo! Aún.

En breve si lo sabrá. Y me lo dirá. Y yo escribiré sobre ello, porque me gusta escribir. Lo disfruto, me entretiene, me divierto, aprendo, me relaja, me gusta que la gente lo lea.

Mientras, puedo jugar con él y pedirle cosas. Relacióname un cardo con una regadera en 30 palabras.