La constancia
- enero 1, 2025
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Un día mi amiga Paula me pasó un post de instagram que hablaba de la corteza cingulada anterior (ACC) y la fuerza de voluntad.
En resumen, decía que cuanto más haces algo que no te gusta, más se fortalece esta zona. Esta área es clave para la toma de decisiones, la empatía y las emociones.
Bueno, pues yo la debo tener a nivel culturista cerebral. Te voy a contar por qué.
El deporte y yo nunca hemos sido muy amigos, que digamos. Pero ya hace bastante tiempo decidí incluirlo en mi vida.
Empecé con pilates en 2011 para que no me doliera la espalda, dos días a la semana.
Luego decidí que quería ir al gimnasio, más por pelear con mis fantasmas que por otra cosa. Empecé yendo a zumba.
De ahí pasé a hacer algún día combat… Más o menos, un par de días a la semana hacía “algo”.
Llegó la pandemia: 30 minutos online. Las healthy pills con Beatriz Crespo Ruiz. Todos los días, como un clavo, me conectaba.
Por alguna razón le vimos las orejas al lobo y pensamos que la cosa iba para largo y que había que moverse.
De vuelta a la cuasi-normalidad decidí ampliar.
Comencé con el trotecochinero porque lo del running parecía el Santo Grial. Para mí es más bien como una tortura china, pero oye, si dicen que el running está bien, pues yo dale que te pego con los ca-cos.
Entre pelea y pelea con mis fantasmas decidí pedir ayuda. Antes no lo había hecho porque no sabía ni a quién ni cómo. Y llegó Isa a mi vida.
Ahí iba ya por tres días a la semana de hacer “algo”. No lo llamaría deporte porque puede que despierten los dioses griegos y vengan a por mí.
Y fui ampliando poco a poco.
Hasta que en 2024 dije: venga, vamos con todo.
Todos los días.
Todos los días voy a hacer ese “algo”.
He cerrado 2024 con 348 días de hacer “algo de ejercicio físico” al menos 20 minutos al día, y 311 días de hacer entre 50 y 60 minutos.
“La vida no se mide por las veces que respiramos, sino por los momentos que nos quitan el aliento. Persevera y crea esos momentos.”
Maya Angelou, poeta y activista.
¿Para qué te cuento esta película de terror?
No, no es para motivarte a hacer ejercicio físico; para eso hay muchas historias de superación de gente que no se movía del sofá y terminó haciendo el Everest a la pata coja.
Yo no tengo ese hito en mi mente, ni quiero, ni me apetece, ni me motiva.
Te lo cuento porque tiene que ver con educar a nuestras niñas y niños.
Cada día hay 20 minutos de oportunidad para sembrar, o 5 minutos, o 6 horas.
Existen, están ahí para que tú decidas usarlos.
Y puede que no te salga todo lo bien que querías esa gestión de una rabieta, como mis sentadillas.
Y puede que no veas los resultados de leer un cuento por la noche la semana que viene, como mis bíceps, que siguen sin manifestarse.
Y puede que quieras pegar cuatro gritos y te quedes en dos, como mis pocas ganas de “venga, solo unos metros más”.
Pero lo que sí sé es que la constancia te lleva a tu para qué.
Mi para qué es demostrarme que soy responsable con el cuidado de mi cuerpo.
Nada más.
Y como tengo muchos fantasmas, pues mi camino es de pasos pequeñitos.
Este 2025 le sumo al objetivo de 2024 snacks de movimiento y trabajar más de pie que sentada.
Cada día, mi puntito en el calendario me recuerda que cumplo con mi para qué.
¿Cuál es tu para qué en el cuidado de tus niñas y niños?
¿Lo que haces en tu día a día con ellos está alineado con tu para qué?
¿Qué cosa pequeña puedes hacer cada día para acercarte un poco más?
La planta de hoy es el cactus, un símbolo de constancia. Es una planta que sobrevive en condiciones adversas y florece con el tiempo, demostrando resiliencia y perseverancia.
¿Florecerán mis tríceps?
Seguro que algún día sí.