Yo esta semana iba a escribir el post de Dinamarca pero el domingo por la tarde, día de la madre de 2022, nos fuimos a visitar el Capricho de Gaudí a Comillas y decidí cambiar de idea.
Gaudí siempre me ha fascinado por su creatividad pero sobre todo por su manera de integrar la naturaleza en la arquitectura. Si no le conoces o solo te viene a la cabeza la inacabada Sagrada Familia de Barcelona te invito a indagar sobre él.
Pero no fue conocer el Capricho de Gaudí en Comillas lo que me hizo cambiar de idea. De hecho ya había estado en él, cuando era restaurante, pero nunca lo “había conocido” y Juan no sabía nada de este arquitecto genial. Era un buen día para conocer un poco a Antoni Gaudi.
Lo que me hizo cambiar de idea fue conocer a Ángela. Ángela fue nuestra guía de la visita. Tengo que decir antes que, en general, no nos gustan las visitas guiadas.
Ángela nos contó muchas cosas del Capricho de Gaudí.
Empezó por definir este singular edificio como una simbiosis arquitectónica con un girasol.
En una época donde no había luz ni agua corriente utilizar la luz natural como guía para colocar las estancias es de una genialidad maravillosa. La cama al este para despertarte cuando sale el sol. El despacho al sur para trabajar en las horas centrales. Ventanas con melodía (sí con melodía) para hacer de la extravagancia un “capricho” del dueño. La torre que evoca un palacio persa. Contraventanas pensadas en 1883 para aislar del frío e invernaderos usados como “calefacción” al estilo de las “glorias romanas”. Y muchos más detalles que no te voy a contar porque si no igual no vas a verlo.
Y es que Gaudí, con sus rarezas incluidas, es una de esas personas que te invitan a ser un diez, es decir, a darle una vuelta de tuerca a todo.
Aunque ya os he dicho que no es Gaudí, ni el Capricho la razón del post. Porque post de Comillas habrá trescientos mil e información sobre Gaudí y sus obras para llenar bibliotecas enteras. Lo ponéis en google y listo.
Pero guías que se llamen Ángela, tengan 20 años, te cuenten el Capricho de Gaudí con pasión y contagien de ganas a los más pequeños de la visita, pues solo hay una y quizá solo pasó en nuestra visita y ya nos vale.
Aunque lo que más, lo que más, lo que más me gustó del mundo mundial por encima de todo, (incluidos los balcones de forja colgados del aire que son una delicia) es cuando Ángela nos explicaba los lienzos que colgaban en una de las estancias.
En uno de ellos estaba el dibujo del Paraninfo Universitario que presentó Gaudí en su fin de carrera – “Gaudí sacó un aprobado justito en su proyecto de fin de carrera así que no riñáis a vuestros peques si sacan un 5”– decía Ángela. Hasta ahí genial, ya me había conquistado, pero me terminó de rematar cuando dijo, y “miradme a mí, yo era de cincos hasta que empecé a estudiar lo que me gustaba y ahora saco ochos”.
En ese momento casi levanto la mano y le digo,
“Querida Ángela, de 20 años, estás un domingo por la tarde explicando a las visitas llegadas de toda España una de las obras de arquitectura más importantes de la obra de Antoni Gaudí con un discurso aprendido al que le has metido mano hasta hacerlo tuyo. Controlas al grupo y sabes si la familia que venía con el bebé se ha quedado atrás, preguntas a los más pequeños “en su idioma” y a los grandes “les hablas en el suyo” pero no te olvidas de tu momento vital y ejemplificas la vida social de Máximo Díaz de Quijano, el propietario de la casa, con el instagram de ahora. No te preocupa decir que si algo no lo sabes lo preguntas. Aceptas que el audio puede fallar y le pones humor. Invitas a experimentar con la casa con educación porque sabes que es un lujo disfrutarla como tú lo haces cada vez que abres y cierras las ventanas y las contraventanas. No eres un “ocho” ni un “cinco”, eres una persona VALIOSA.”
Menos mal que tengo un blog y puedo hacer estas cosas, es decir, lo que me de la gana. Aunque no sepa siquiera si Ángela lo va a leer.
Y añadiría
“Menuda suerte que nuestro peque haya conocido a Gaudí por tu mirada. GRACIAS. Y un consejo de Cristina, de 41 años, el día que dejes de hacer las cosas con esa pasión: cambia de trabajo.”
Ahora tengo dudas de dónde pongo este post. ¿Nuestros destinos? ¿Aprender viajando?
Decía Gaudí que “todo está escrito en el gran libro de la naturaleza” y yo añado “por eso todo está relacionado”. Lo pondré en nuestros destinos porque a Comillas tendremos que volver 4 o 5 veces más como mínimo. El Ángel Exterminador, el Palacio de Sobrellano, la Capilla Panteón de los Marqueses de Comillas, la Antigua Universidad Pontificia de Comillas… y la playa se merecen nuevas visitas.
FELIZ VIAJE.