EL COMIENZO: 39,1 KILÓMETROS

EL COMIENZO: 39,1 KILÓMETROS

El 27 de marzo de 2013, a pesar de la previsión meteorológica adversa decidimos emprender la subida a nuestro primer campamento base.

Con 849 metros sobre el nivel del mar y a una distancia de 39,1 kilómetros, Lerma se nos antojaba una cumbre peligrosa.

A las 4 de la tarde nos encontramos sentados y vestidos en el salón a la espera de que el pirata se despertara sin poder estimar una hora idónea de llegada. La octava siesta del día de nuestro pirata de 2 meses y 6 días de vida era una arista a la que tienes que equipar con todo tipo de cuerdas.

No recuerdo la hora pero en algún momento de la tarde montados en el coche vimos la figura del Palacio Ducal en lo alto del municipio y nos pareció un oasis al que llegar.

Y es que no todo vale para viajar. El destino se tiene que adaptar al momento vital de cada uno de los viajeros. Si no las vacaciones se convierten en la antesala de un divorcio personal, a veces con uno mismo, a veces con los demás.

Para nosotros, Lerma significó una bombona de oxígeno en los últimos metros del Everest de padres recién estrenados. Lerma nos regaló un paseo tranquilo por sus calles medievales.

Su Plaza Mayor, deslumbrante, flanqueada por historia por sus cuatro costados nos invitó a caminar bajo las galerías.

El Mirador de los Arcos nos guiño un ojo y nos dejó deambular entre sus piedras para contarnos el secreto del cercano Pasadizo del Duque de Lerma.

Y el pirata, tumbado en los sillones del Parador de Lerma, jugando con sus manos, sintiendo un espacio distinto, un olor diferente al de casa, caras borrosas que le miraban con ternura en blanco y negro, nos miró y creímos ver una sonrisa en sus 2 meses y 6 días de vida.

Viajar con niños es abrirles la mirada al mundo y ver el mundo por sus ojos.

APRENDER Y EDUCAR a partes iguales en una simbiosis mágica.

Educarles para el mundo y educarnos para su mundo.

Viajar para nosotros es conocer lugares y personas para descubrirnos en cada regreso.

VIAJAR es DISFRUTAR.

Estar juntos.

Hacer cosas nuevas.

Ver sitios diferentes.

Aprender para desaprendernos en un ciclo sin fin.

Así comenzó 3conlasmaletasacuestas.

Ficha de viaje: LERMA

1. El Palacio Ducal. Además de la historia que acumula el Parador situado en su interior es un lugar encantador para tomar un café.
2. Plaza Mayor.
3. Pasadizo del Duque de Lerma.
4. Asomarse al Mirador de los Arcos y visitar la Plaza de Santa Clara.
5. Pasear por sus calles y atravesar el Arco de la Cárcel.
6. Visitar la Ex-Colegiata de San Pedro.

El primer fin de semana de agosto se celebra en Lerma el Fin de Semana Barroco, que trata de revivir los festejos típicos del Siglo de Oro español durante la época del Duque de Lerma.

Y actualmente, Lerma acoge hasta el mes de noviembre de 2019, la nueva Exposición de Las Edades del Hombre que lleva el título de “Angeli”

Lerma es barroca.

Mirarla con los ojos del aprendizaje es jugar a ver esa una nueva manera de concebir el arte que surge durante el barroco. Buscar el estilo herreriano que subyace en algunos de sus edificios.

Investigar a Lope de Vega y Góngora entre otros. Imaginar la corte del Duque de Lerma e imaginar a Velázquez buscando inspiración para pintar las Meninas.

Aprender vocabulario, inventar historias de reinas y reyes, leer libros enmarcados en esa época como las aventuras del Capitán Alatriste.

Contar los 210 balcones de hierro y las 135 ventanas entre buhardas y rejas.

Medir en pasos el perímetro de la plaza y tratar de imaginar cuántos soldados podrían caber durante su ocupación en la Guerra de la Independencia.

Observar el río Arlanza desde el mirador de los Arcos y dibujar en un mapa imaginario su recorrido. Quizá te de una pista de tu nuevo destino.

Aprender uno de sus afluentes más controvertidos: el “Mataviejas”.

Y por supuesto comerte unos bizcochos Noel.

"Everest for me, and I believe for the world, is the physical and symbolic manifestation of overcoming odds to achieve a dream."
Junko Tabei
Primera mujer que alcanzó la cima del monte Everest