#APRENDERVIAJANDO PARA QUE TE LO LLEVES EN LA MALETA

#APRENDERVIAJANDO PARA QUE TE LO LLEVES EN LA MALETA

En Papua Nueva Guinea vive una etnia llamada Asmat de aproximadamente 70.000 miembros. Por hacernos una idea la población similar a Palencia o Ciudad Real.

Los Asmat han vivido hasta hace no mucho de manera casi aislada de lo que llamamos mundo moderno. Fueron caníbales y cazadores de cabezas aunque ahora su fama viene por su habilidad para tallar la madera.

Con una fuerte religiosidad que les guía en su manera de vivir y entender su mundo podríamos decir que son de los últimos pueblos del mundo en conocer lo que nosotros llamamos mundo “normal”.

Sus vías de comunicación con el exterior son los ríos y acceden a ellos en canoas de madera y no, allí plataformas como tripadvisor o similares no funcionan para reservar un vuelo o un coche de alquiler.

Sus conocimientos sobre el mundo se basan en la observación de lo que les rodea. Podemos decir que son de las últimas tribus en desarrollar el aprendizaje como nuestros ancestros. Solo conocen lo que ven y tienen a su alrededor y a partir de ahí construyen su imagen sobre el mundo.

Y por qué te cuento todo esto, porque esa es la esencia del aprendizaje. Los Asmat (y muchas personas en entornos naturales) saben cuando va a llover por cómo se comportan las aves o por cómo sopla el viento, saben que frutos comer y qué animales cazar y cómo, construyen casas sin planos y escriben su historia en papeles o maderas.

De ahí nace todo el aprendizaje. De la observación. Pero para que el aprendizaje se convierta en sabio necesita de dos factores más, la interacción física y social y de un impulsor: la curiosidad.

Para saber si realmente un fruto lo podemos comer o no podemos hacer dos cosas, interaccionar con él, comerlo y ver si no te mueres o probar si otro ser vivo lo come y no se muere o podemos ir llegando más y más lejos y aplicar la química y saber la composición de ese fruto y aislar el componente tóxico. O podemos interaccionar socialmente y preguntar a alguien que lo sepa.

Pero nada de eso evolucionará si no tenemos la curiosidad de querer saber que frutos se pueden comer y cuáles no.

El aprendizaje en su base más profunda nace de estas premisas: observación, interacción física e interacción social y de la CURIOSIDAD como impulsora de todo ello.

Las niñas y niños, son como los Asmat, cuando llegan aquí solo conocen el mundo cercano que les rodea, sea cuál sea en el lugar del mundo en el que estén.

Cuando VIAJAMOS les mostramos el aprendizaje en esencia.

Por encima de ello podemos colocar metodologías, propuestas pedagógicas, corrientes filosóficas… pero no estaremos más que colocando la observación de otras personas, y su interacción física y social para plasmar esas teorías.

Esta es la razón de #aprenderviajando y para contagiarte aquí van las fichas descargables, porque no hay aprendizaje que no pueda ser vivenciado. Y el aprendizaje vivenciado es significativo, se mantiene, se conserva y te hace crecer.

FELIZ VIAJE, no te olvides de despertar tu curiosidad.

¡Ah! Una última cosa. No, no he estado en Papua Nueva Guinea (aunque me fascinaría) pero leer es siempre un viaje de ida a cualquier lugar del mundo.

"Todo encuentro con el Otro es un enigma, una incógnita, incluso diría que un misterio."
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Ryszard Kapuściński
Periodista